lunes, 17 de agosto de 2009

ENSEÑANZA ROSACRUZ

LA BUSQUEDA DEL SENTIDO DE LA VIDA

El llamado “Progreso de la Humanidad”, el gran esfuerzo que el hombre realiza para alcanzar una vida mejor, parece siempre vano. La propia naturaleza de la que vive y de la que forma parte, se mueve en un continuo vaivén entre puntos opuestos, repitiendo una y otra vez sus ciclos. El hombre vive inmerso en esta ley del cambio perpetuo. Sin embargo algo en su interior lo conduce a la búsqueda de un valor absoluto, inmutable y perfecto.
El hombre de nuestra época está gobernado por el pensamiento intelectual, influido por impresiones negativas y positivas. No tiene ninguna relación con la verdadera vida. Y, por no tener acceso a ella, permanece interiormente descontento e insatisfecho, pese a toda la felicidad que pueda experimentar.
¿Qué ocurre con nuestra vida?
¿Conocemos el objetivo de nuestra existencia?
¿Conocemos el fundamento de nuestra vida?
Si alguien desea descubrir el sentido de la vida y la misión del hombre, debe adquirir de nuevo la conciencia del alma original.
En este alma están inscriptos el plan, el saber que ha de ser revelado. Pero, ¿cómo proceder? El primer paso que podemos dar para liberarnos de los límites del yo egocéntrico, es la comprensión de las fronteras del espacio-tiempo. Para ello, debemos esforzarnos en volvernos lúcidos, en lo que concierne a la aspiración de los hombres y la estructura de este mundo.
El hombre parece estar totalmente unido a las concepciones espacio-temporales. El tiempo nos mantiene completamente bajo su dominio. Nuestra vida se divide en años, semanas, horas, segundos. La mayor parte del tiempo, vivimos en el recuerdo del pasado o proyectando el futuro, y muy rara vez en el presente.
También prestamos mucha atención a las dimensiones del espacio en que nos movemos, comenzando por la conciencia del cuerpo (considerada cada vez más importante) y llegando hasta los confines del universo.
Está escrito en la Biblia: «Mi Reino no es de este mundo» y «La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios».
De la primera frase se desprende, claramente, la existencia de dos reinos, dos campos de vida: El reino de Dios y el mundo del espacio-tiempo. Por lo tanto, también han de existir dos leyes u órdenes.
La conciencia biológica del hombre esta orientada hacia lo perecedero. El verdadero objetivo de la vida humana es despertar la conciencia de la Verdad del Espíritu y vivir en esta nueva conciencia.
El fundamento del trabajo de la Rosacruz actual es cambiar la conciencia orientada hacia el mundo terrestre por la nueva conciencia Crística del Espíritu orientada hacia la Verdad.

LECTORIUM ROSICRUCIANUM
Escuela Internacional de la Rosacruz Áurea

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